Hay cientos de motivos y momentos para escoger una escapada rural frente a otro tipo de turismo o experiencia, aquí te planteamos siete de ellos que nos parecen especialmente agradables ¿Todavía tienes dudas?
No hay nada mejor que llenarse los pulmones de aire fresco y escuchar los cencerros del ganado acercarse a por su snack matutino. Caminar por el bosque buscando setas, moras o castañas, ir a bañarse en el río o fotografiar los pájaros, son los placeres más simples y al alcance de cualquiera que uno pueda imaginar.
Sacia el espíritu aventurero rompiendo el sudor entre las montañas: camina, corre, escala, pedala, sal de pesca, cabalga… depura tu cuerpo y vive experiencias únicas o descubre por primera vez que se siente al pasear a lomos de un caballo, qué es el barranquismo o la sensación de libertad y satisfacción al llegar a la cima de la montaña con el mundo a tus pies.
En dos palabras: comida tradicional. Relájate y desabrocha ese agujero extra en tu pantalón porque no vas a encontrar productos más frescos y sabrosos que los conreados al lado del restaurante. Una forma de comer artesanal, donde el origen de los platos es la misma historia del lugar.
Una copa y el calor del fuego forman el ambiente idóneo para relajarse y disfrutar de la compañía y el crepitar de la leña. Deja que los silencios hablen y disfruta de un momento de romántica paz.
Hay pequeños paraísos esperándote al lado de casa, arquitectura única que traza el camino de nuestros antepasados y que nos ha llevado a ser quienes somos hoy en día. Son esos simples descubrimientos personales que no salen en las guías: pueblos, plazas, fuentes, bares originales y auténticos que conservan esa esencia que los hace únicos.
Siempre habrá un experto dominguero, el que aviva el fuego, el que se escaquea y los que se lo comen todo antes de tiempo. Es la excusa perfecta para juntarse con los amigos o familiares para festejar y compartir el olor de los braseados y la carne, entre risas y buen sabor.
Porque no existe mejor terapia que olvidar por unos días el ritmo trepidante y las obligaciones. Siéntate cómodamente, relájate y si no hay cobertura, mejor que mejor.